El Estado no tiene que "estimularte" pagándote todo. Ni usar dineros públicos para televisar el fútbol, ni regalarte un terreno fiscal PROCREAR, ni tampoco solventar totalmente tu educación universitaria. Todo ese abanico de cosas están malparidas. Las razones ya se dijeron antes acá (aunque dedicadas únicamente al pibe que comenzó el thread, porque ampliarlo a todos los gastos superfluos pero nacionales y populares puede ser políticamente incorrecto en algunos círculos). Obvio, las razones se dijeron en este tono de guacho pistola:
Las dos máximas que deberían inspirar toda política pública deberían ser estas, a mi humilde entender:
- Si estás dispuesto a romperte el orto, no puede ser que no lo consigas por el lugar donde naciste,
- Mucho ayuda el que no estorba.
Lo primero implica que el Estado tiene que asegurar igualdad de oportunidades, porque que tu destino venga predeterminado por el estrato social de la ingle de la que fuiste expulsado es lo peor que le puede pasar a un individuo. Y las sociedades donde eso ocurre tienden, además, a estancarse en un status quo de preservación de privilegios que ahoga el progreso.
Ahora bien, la igualdad de oportunidades implica una ayuda parcial, un permanente "vos ponés una moneda, yo pongo otra". La iniciativa tiene que ser del individuo, pero una vez que está en marcha, a cada obstáculo tiene que oponerse una alternativa solidaria que permita sortearla: ¿El transporte desde Villa Ojete es muy caro? Subsidio
personal al transporte público para el estudiante regular con domicilio en Villa Ojete. ¿El alquiler es impagable cerca de la universidad y uno está desempleado? Seguro de desempleo durante medio año,
sin posibilidad de renovación, y alquileres accesibles tipo Campus (no, en serio, no lo que tenemos en Lugano). Y podríamos seguir, no hace falta inventar la rueda en este campo.
El asunto es que esas ayudas tienen que ser siempre dosificadas y atadas a una iniciativa individual previa. Ésa es la clave.
Pero tan importante (o yo diría: mucho más importante) que todos estos buenos deseos, y lo que es prácticamente imposible que se dé en nuestro país, es que el acceso a cualquier clase de beneficio del Estado debería ser de acuerdo a
reglas claras, con
bases y condiciones razonables de acuerdo a los objetivos a lograr, y
la lista de adjudicatarios debería ser conocida públicamente en forma rápida y transparente a través de un sitio en Internet, por cualquier ciudadano. El punto es que durante esta década célebre se produjo un festín de subsidios y programas de asistencia estatal (no empiezo a enumerarlos porque quiero dormir hoy), y lo que todos tienen en común es que
no se sabe quiénes los cobran, ni
si cumplen con los supuestos requisitos (no tienen que creerme, prueben en el ministerio de desarrollo social o en el de educación). Por el contrario, en la calle sobran los relatos sobre los típicos arreglos con gente de adentro de la burocracia, acomodo y demás, para terminar cobrando varios planes de asistencia y beneficios simultáneos. ¿Cómo se puede estar a favor de algo que termina sirviendo para el reparto entre los amigos, y donde simultáneamente se le niega la ayuda a alguien bajo un requisito inspirado en que "no hay recursos para todos -vos pagate lo tuyo"?
Por mi parte, probé una vez con las becas bicentenario. Así me fue:
Así que personalmente no le debo nada al Estado en lo que respecta a mi educación universitaria, dejando de lado el hecho que fui a una universidad pública solventada con impuestos que pagamos solidariamente los contribuyentes argentinos. Sí le debo a mi familia por darme un techo todo este tiempo, porque con mi laburo sinceramente no podría haberme bancado un alquiler y no morir de inanición (¡elija una!), así que si no fuera por la caridad de mis padres de no echarme de mi (su) hogar cuando cumplí la mayoría de edad a los 18 y cesaron sus obligaciones legales para conmigo, ahora estaría durmiendo en un banco de plaza. Y no me vengan con que se puede contar siempre con la caridad de los padres, les puedo presentar algunos padres que no se sienten obligados a bancar a nadie, y están en su completo derecho.
Pero así somos los ricachones, vio: bien bohemios. Sin ayuda parental somos indigentes automáticos.
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Por el segundo item, es self-explanatory. Creo que preferiría tener que pagar aranceles de una universidad privada y no tener una inflación del 35% anual y riesgo constante de default por descontrol fiscal durante años de fiesta y "mirar para otro lado" del 54% de la población, incluyendo muchos bien comidos y bien vestidos inocentes almas adictas a la tarjeta de crédito.
En fin.