Vladimir
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Facultad Regional Buenos Aires
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Mensaje: #9
Re: La Inseguridad
Para mí el rol de los medios es el de fomentar una opinión publica favorable a la "mano dura" como lo expresa muy cómicamente el video de capusotto. Y esto tiene que ver con los intereses que defienden y su necesidad de "solucionar" haciendo uso de la represión policiaca. Para lo cual necesitan el apoyo centralmente de las clases medias.
Los medios buscan amplificar justamente esta opinión según la cual problemas como el delito, los piquetes, las protestas, etc. se solucionarían si hubiese más represión en las calles. Pero en realidad no son tan directos, hablan de la necesidad de más policías para "combatir" el delito pero es esa misma policía la que después usan para reprimir la protesta social de los trabajadores y el pueblo. Es decir, tiene un doble objetivo:
1) convencer de que es necesario y la única solución (todas las otras o son utópica o son a tan largo plazo q no valen la pena)
2) para con la opinión pública a favor, se voten en el congreso por ejemplo leyes como la baja a la imputabilidad de los menores, o la militarización de las villas y barrios pobres, etc
Esto a mi entender no da solución a el problema de raíz, solo favorece ha quienes no quieren acabar con la corrupción, el delito y la inseguridad que emana de una institución re-podrida como la policía.
Jueves 26 de noviembre de 2009
LA METROPOLITANA, BONAERENSE Y FEDERAL
Policía: Espionaje, “orden” y represión
Si hay un ejemplo claro de que los trabajadores y el pueblo nunca serán protegidos por las fuerzas represivas de este Estado, es el caso de la policía Metropolitana de la Ciudad de Buenos Aires.
Esta nueva fuerza represiva no salió a la calle y ya está causando la peor crisis en el gobierno macrista. Macri, que anunció que su lanzamiento significaría “más seguridad para los porteños”, no pudo explicar qué tenía que ver con esto pinchar los teléfonos de Sergio Burstein, dirigente de Familiares y Amigos de Víctimas del atentado contra la AMIA, y de sindicalistas y políticos opositores, entre otros. Frente al cuestionamiento de cuál es el propósito de incorporar en las filas de la “Metropolitana” a decenas de ex - agentes de inteligencia de la Policía Federal, la respuesta es tragicómica. Según Página/12, el “Fino” Palacios habría justificado el armado de un grupo de espionaje en que “para hacer un desalojo de intrusos, se necesita inteligencia previa” (sic). Para el gobierno de la ciudad, es muy “PRO” reprimir a indigentes, cartoneros, desalojar a los obreros que se atrevan a ocupar una fábrica o a quienes corten una calle.
Luego de la detención del “Fino” Palacios, Macri reconoció como único error haber designado a alguien tan resistido por sectores de la SIDE y de la Federal al frente de la nueva policía. Pero la realidad es que el surgimiento de la Metropolitana está causando graves roces con la Federal que no sólo considera que ahora deberá compartir el poder de fuego represivo en la ciudad más importante del país, sino que podría llegar a tener que compartir parte de sus negocios, ya que las distintas policías están estrechamente ligadas a las actividades ilegales más rentables. El robo de automóviles, las zonas liberadas, el narcotráfico y la trata de mujeres para el ejercicio compulsivo de la prostitución –negocios capitalistas en el margen del sistema-, son actividades que sólo pueden realizarse a gran escala, gracias a la complicidad y participación de las “fuerzas del orden”.
Los medios de comunicación insisten en ocultar esta realidad e impulsan los reclamos de los sectores más reaccionarios de aumentar el poder de fuego de estas instituciones, de construir más cárceles para atestarlas de pobres y de endurecer la legislación penal.
Como parte de este discurso hipócrita el Jefe de Gobierno porteño ratificó, a pesar de los escándalos, que en pocas semanas la Metropolitana estará en las calles para que “los padres no pasen la noche en vela cada vez que sus hijos salen de noche a bailar”. Mientras decía esto el joven Rubén Carballo peleaba por su vida en un hospital víctima de los golpes de la policía federal.
No se queda atrás Daniel Scioli, Gobernador de la provincia de Buenos Aires, quien afirmó que la forma de combatir el delito es la del “orden, la firmeza y el rigor”. Es decir, fortalecer a una de las policías que más jóvenes mata por gatillo fácil mientras se enriquecen a través de todo tipo de crímenes rentables y que cuenta en sus filas más de 9.000 agentes en actividad que actuaron durante la dictadura.
El plan de Scioli es reformar el Código Contravencional para “recuperar la calle” y “controlar el espacio público” de personas que “exigen dádivas” y de aquellos que “porten cualquier tipo de arma… o de capucha” (Clarín, 14/11), o sea los chicos de la calle, los cuidacoches, los indigentes sin techo y las movilizaciones obreras y populares. La Bonaerense se valdrá de figuras como la “averiguación de antecedentes” para detener por “portación de rostro”. Esta política ultra reaccionaria se complementa con la limitación de las excarcelaciones, la baja de la edad de imputabilidad y la militarización de las villas, todo muy PRO.
Esta política represiva se lleva adelante en la provincia más rica del país, donde se produce la mayor parte del Producto Bruto nacional, donde se concentran los capitalistas y terratenientes más ricos. Y a su vez ostenta los mayores índices de pobreza, desocupación y miseria de la Nación, que son las causas que llevan a sectores desesperados a delinquir, y que son objeto de la represión por parte de la policía cómplice y partícipe necesario del delito.
Esto último no es una contradicción, el objetivo de las fuerzas de represión es justamente resguardar este “orden” capitalista, en esencia la propiedad capitalista. La represión a los sectores más bajos de la población, y a todo aquel que amenace dicho “orden”, tiene el objetivo de ejercer el control social. La campaña de la prensa capitalista exigiendo más represión, complementa ideológicamente esta política. Ante esto, suenan impotentes las ocasionales denuncias de la centroizquierda como Pino Solanas. Por este motivo, el delito no puede ser solucionado por el mismo sistema que lo origina. Exigir más policías, mayor poder de fuego, es agravar el problema. Hay que luchar para acabar con la pobreza y la descomposición social que produce el sistema peleando por trabajo para todos, por el reparto de las horas de trabajo entre ocupados y desocupados manteniendo el salario, entre otras medidas. Debemos luchar por disolver la SIDE y todos los servicios de inteligencia, los organismos de seguridad y la policía, la mayor organización del “crimen organizado” y su reemplazo por el armamento de las organizaciones obreras, del pueblo oprimido y controlada por los militantes y organismos de DD.HH.
Jueves 26 de noviembre de 2009
ZONA SUR
No a la militarizacion de los barrios
Carla Lacorte, víctima del gatillo fácil e integrante del CeProDH
Desde el fin de semana pasado las Villas Azul e Itatí, así como varios barrios aledaños de Quilmes y Avellaneda, se encuentran militarizados con fuerzas de policía y gendarmería. Sería difícil llamar esto de otra manera que no sea criminalización de la pobreza. El argumento para semejante medida es responder a los reclamos por “más seguridad” en Wilde que los medios de comunicación reprodujeron hasta el cansancio. En este sentido vale la pena analizar lo sucedido en la discusión sobre la “inseguridad” desde hace un mes hasta estos días. Luego de las renovadas y nefastas declaraciones de varios miembros fachos de la farándula, el gobernador Scioli volvió a la carga, con la baja en la edad de imputabilidad y con la vuelta de los edictos. En una marcha que realizamos en Quilmes hace quince días decíamos que “esta embestida contra los jóvenes de los barrios pobres, que le daba carta franca a la policía para reprimir, iba a terminar con más violencia policial y pibes muertos”. No nos equivocamos. Son conocidos hechos ocurridos en el recital de Viejas Locas, decenas de chicos quedaron heridos y Ruben Carballo se debate entre la vida y la muerte. Durante un par de días los medios no pudieron ocultar el rol sanguinario de la federal de los Kirchner (para nada diferente de la bonaerense) que se sumaba al bochorno de la Metropolitana de Macri. Fue entonces que se produjo la trágica muerte de la arquitecta Renata Toscano mientras intentaban robarle el auto. Los medios volvieron a la carga con la “inseguridad” (Rubén Carballo desapareció), los punteros del PRO de Wilde junto a varios personeros de la derecha local (los familiares de Toscano prácticamente no estuvieron en las manifestaciones) azuzaron el temor de un sector de las clases medias y así se produjeron las concentraciones que la prensa cubrió profusamente. El viernes Scioli recibió a “los interesados”. Como consecuencia de todo esto, los barrios pobres de Quilmes y Avellaneda están militarizados.
Los últimos casos por los que se habla de este tema como los del ex futbolista Cáceres o la arquitecta Toscano son robos de coches. Los medios destacan la ecuación “menores-delitos sangrientos”, cuando varias investigaciones muestran que la participación de los jóvenes en delitos no es mayor que la de los países más desarrollados. Pero ocultan, y no por casualidad, la ecuación “robo de autos- desarmaderos-encubrimiento policial”. Sucede que sacar a la luz este segundo elemento demostraría que la inseguridad es en realidad la policía y el propio Estado. Queda claro entonces que el único objetivo de la magnificación de los hechos de sangre lo único que persigue es azuzar el terror de un sector de la población para legitimar el control social en los barrios pobres, naturalizar la saturación policial de las calles y, por esa vía, tener todo preparado para reprimir a los trabajadores ocupados y desocupados cuando salen a luchar. Lo vimos en Kraft, lo vimos en Subte y lo volvimos a ver con el MTD de Monte Grande la semana pasada.
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